Saludo de Buenos Días nº 1037 del Rector Mayor de los salesianos.
¡QUÉ FUERZA, QUÉ RESISTENCIA, QUE DIGNIDAD ESTAS PERSONAS QUE HE ENCONTRADO…!
Mis queridos amigos y amigas. Permítanme que mi narración de hoy sea ante todo UN TESTIMONIO…
El testimonio de familias jóvenes, matrimonios con hijos pequeños, y jóvenes (más chicas que chicos) que han dejado su país y están en las presencias salesianas.
Les hablo de refugiados de origen Sirio e Irakeno.
Hoy ha sido un día muy especial (y mañana en Siria no lo será menos).
He estado en un oratorio salesianos con un centenar de niños y niñas, con varios matrimonios jóvenes con sus hijos, con varios jóvenes refugiados también de Siria (al igual que los otros matrimonios) y con un grupo de 12 chicas y dos chicos procedentes de Irak.
Y he de decirles que he quedado muy ‘tocado’ en el corazón por su dignidad, por su capacidad de superar el sufrimiento. Bailaban y cantaban (de modo bellísimo)…, porque no permiten que nada ni nadie les apague la sonrisa -al menos en muchos momentos-.
Y estoy contento porque las casas salesianas y otras de la Iglesia Latina y la Iglesia Maronita son protección para los desplazados, en un país, el Líbano que está en Paz, pero que tiene un equilibrio religioso y social muy difícil.
Y he animado a mis hermanos salesianos, hermanas salesianas y familia salesiana a seguir estando DEL LADO DE LOS MÁS POBRES Y «DESCARTADOS -como dice el Papa Francisco-, SIEMPRE. SIEMPRE CON ELLOS.
Sólo este testimonio por hoy.
Gracias por acompañarnos. También aquí HA RESUCITADO EL SEÑOR.
Con verdadero afecto. Ángel. R.M.