La Pastoral Social de la Arquidiócesis de Tucumán junto a su Arzobispo, Mons. Alfredo Zecca, se une de modo especial a los hermanos y comunidades que sufren la desgracia de las inundaciones.
Sentimos el dolor que esta inclemencia supone, y queremos expresar nuestra fraternidad mediante la presencia de Cáritas para estar cercanos a los hermanos y las necesidades de las diversas comunidades de Tucumán afectadas por estas lluvias.
Rezamos e invitamos a rezar para que Dios haga parar las lluvias y mejore el clima. No dejamos de asombrarnos gratamente por la fuerza de la solidaridad de muchos tucumanos que una vez más muestran la grandeza de su alma y cómo son capaces de responder concretamente frente al hermano solo y desamparado
¡Cuanto debemos aprender, los dirigentes sociales, de la inmediata y desinteresada reacción solidaria que tiene nuestro pueblo! Pero también, somos conscientes que esta situación se vuelve un serio examen de cómo estamos preparados para afrontar las situaciones de crisis que se dan y se darán en nuestras realidades sociales. Es por eso, que desde aquí impulsamos a todas las autoridades de la sociedad civil, cada una según su competencia, a procurar una planificación exigente en la infraestructura de la provincia pensando en las próximas generaciones, de lo contrario seguiremos actuando solo por coyunturas circunstanciales.
Tampoco podemos olvidar que al volver a sus casas nuestros hermanos necesitarán más que nunca nuestra ayuda y perseverancia en el servicio. Por eso, este será el momento de que un «Hogar ayude a recuperar otro Hogar». Es por ello que convocamos a todos los tucumanos a ofrecerse como voluntarios para ayudar a reconstruir las comunidades afectadas por las inundaciones.
Estamos en Semana Santa y hoy, especialmente, se nos invita a vivirla compartiendo la Pasión de Cristo en los hermanos damnificados, pero también como compromiso de Resurrección ayudando a que recobren Vida los pueblos y hermanos que están sufriendo. En esta línea, cabe recordar la catequesis
del Papa Francisco pronunciada el 10 de agosto del año pasado: “La misericordia comienza en el corazón, pero debe llegar a las manos.” Con estas sencillas palabras el Santo Padre expresa el núcleo central del reciente Jubileo Extraordinario que hoy nos invita a dar un testimonio creíble de nuestra fe.
Sigamos todos unidos como tucumanos en el empeño firme y sereno de seguir trabajando.
Pastoral Social
Arquidiócesis de Tucumán
Fuente: www.arzobispadotucuman.org.ar