Saludo de Buenos Días del Rector Mayor n.º 856
Buen día mis amigos y amigas. Les estoy saludando desde Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, a una hora de emprender el viaje de regreso a Madrid-Roma, después de estas intensas semanas muy llenas de vida, de encuentros, de rostros, de palabras de mutuo ánimo…
Y antes de ausentarme por otras muchas horas a causa del viaje quería dejarles a ustedes, mis amigos y amigas que se asoman a este nuestro ESPACIO COMÚN una reflexión sencilla a partir de esta frase de la foto imagen de hoy, que dice así:
“Pasamos mucho tiempo ganándonos la vida,
pero poco tiempo VIVIÉNDOLA”.
Y como se pueden imaginar, no tengo nada que decir acerca de nuestro trabajo, nuestra dedicación, las responsabilidades de cada uno. No se pone en cuestión nada de esto, pero sí LA ARMONÍA CON LA QUE VIVIMOS, EN NUESTROS TIEMPOS Y OPCIONES.
Y en esto me sumo a esa afirmación de que corremos el peligro de vivir SIN VIVIR, es decir podemos hacer tantas cosas, gestionar tantas otras, empeñarnos en otras muchas, pero VIVIR, lo que se dice VIVIR, es distinto.
No olvidemos que VIVIR es sentirse vivo, es sentirse bien, aún en el cansancio y la fatiga. Vivir es valorar a quienes tienes en la vida, es desear tener momentos bellos y lindos con las personas que Amas. Vivir es gozar de los encuentros fortuitos que la vida y el Buen Dios te regala (y les puedo asegurar que en mi caso es una catarata diaria de estas sorpresas); vivir es llegar al final del día quizá agotado por el cansancio, pero con el corazón lleno, aunque sea de cosas cotidianas pero llenas de sentimiento y sentido. Esto y mucho más, me parece que se podría decir que es vivir.
Les dejo. Celebro ahora la Eucaristía y les llevo conmigo ante el Señor.
Bendiciones.
Con afecto.
Ángel. R.M.