PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS

Saludo de Buenos Días n.º 731

¡PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS…!

Déjenme que hoy, mis amigos y amigas les ofrezca como alimento al espíritu una de las oraciones que me parecen más hermosas después del Padre Nuestro. Sé que hay muchas que son muy bellas, pero ésta de Charles de Foucauld siempre me ha llegado mucho al corazón.

Les invito a leerla con esta sugerencia. Quédense con lo que más les toque el corazón, quizá una palabra o dos, pero que signifique algo para ustedes. No tengamos miedo a lo que viene del Espíritu.
Dice así esta hermosa oración, conocida por muchos de ustedes:

“Padre,
me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras;
sea lo que sea, te doy las gracias.

Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal de que
tu voluntad
se cumpla en mí y en todas sus criaturas;
no deseo nada más, Padre.

Te confío mi alma,
te la doy con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque eres Mi Padre”.

Digo como otras veces: Sin palabras. No tengo nada más que añadir ante esta oración del ‘Abandono’.
Sí les prometo mi oración por ustedes. Es un sencillo pero precioso regalo que podemos darnos.

Que el Buen Dios les bendiga.

Con afecto. Ángel.

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