Junto a la Pasión de los Hermanos del Sur ofrezcamos la fortaleza de la Pascua de Resurrección

La Pastoral Social de la Arquidiócesis de Tucumán junto a su Arzobispo, Mons. Alfredo Zecca, se une de modo especial a los hermanos y comunidades que sufren la desgracia de las inundaciones.

Sentimos el dolor que esta inclemencia supone, y queremos expresar nuestra fraternidad mediante la presencia de Cáritas para estar cercanos a los hermanos y las necesidades de las diversas comunidades de Tucumán afectadas por estas lluvias.

Rezamos e invitamos a rezar para que Dios haga parar las lluvias y mejore el clima. No dejamos de asombrarnos gratamente por la fuerza de la solidaridad de muchos tucumanos que una vez más muestran la grandeza de su alma y cómo son capaces de responder concretamente frente al hermano solo y desamparado
¡Cuanto debemos aprender, los dirigentes sociales, de la inmediata y desinteresada reacción solidaria que tiene nuestro pueblo! Pero también, somos conscientes que esta situación se vuelve un serio examen de cómo estamos preparados para afrontar las situaciones de crisis que se dan y se darán en nuestras realidades sociales. Es por eso, que desde aquí impulsamos a todas las autoridades de la sociedad civil, cada una según su competencia, a procurar una planificación exigente en la infraestructura de la provincia pensando en las próximas generaciones, de lo contrario seguiremos actuando solo por coyunturas circunstanciales.

Tampoco podemos olvidar que al volver a sus casas nuestros hermanos necesitarán más que nunca nuestra ayuda y perseverancia en el servicio. Por eso, este será el momento de que un «Hogar ayude a recuperar otro Hogar». Es por ello que convocamos a todos los tucumanos a ofrecerse como voluntarios para ayudar a reconstruir las comunidades afectadas por las inundaciones.

Estamos en Semana Santa y hoy, especialmente, se nos invita a vivirla compartiendo la Pasión de Cristo en los hermanos damnificados, pero también como compromiso de Resurrección ayudando a que recobren Vida los pueblos y hermanos que están sufriendo. En esta línea, cabe recordar la catequesis
del Papa Francisco pronunciada el 10 de agosto del año pasado: “La misericordia comienza en el corazón, pero debe llegar a las manos.” Con estas sencillas palabras el Santo Padre expresa el núcleo central del reciente Jubileo Extraordinario que hoy nos invita a dar un testimonio creíble de nuestra fe.
Sigamos todos unidos como tucumanos en el empeño firme y sereno de seguir trabajando.

Pastoral Social
Arquidiócesis de Tucumán

Fuente: www.arzobispadotucuman.org.ar

 

Campaña Solidaria por lo inundados

Querida Comunidad los invitamos a participar de la Campaña que realiza nuestra Obra Salesiana en Solidaridad con los afectados por las inundaciones del sur de la Provincia.
Las donaciones serán entregadas el día Domingo 9 de Abril.
Se solicita:
– Agua Mineral.
– Alimentos No Perecederos.
– Abrigo y Plásticos.

¡Jesucristo Señor de la Historia te Necesitamos!

Ayudanos a Ayudar a Tala Pampa

El grupo Juvenil Salesiano Juan Pablo II recibe donaciones de ropa, calzados, artículos no perecederos para su próxima Misión a realizarse los días 7, 8 y 9 de abril en la localidad de Tala Pampa, Burruyacú.

Este movimiento juvenil Cristiano del colegio Salesiano Gral. Belgrano, realizó varias actividades solidarias al Hospital de Niños, al centro de día para ancianos de los “Mensajeros de la Paz”, apostolados en la Sala Cuna, asistiendo no sólo con cosas materiales sino también con nuestra alegría salesiana, nuestro amor a Dios y nuestros hermanos, y con nuestras ganas de ayudar escuchando a los ancianos o jugando con los niños pequeños.

¡Gracias Juan Pablo II!

Monseñor Zecca ordenó un sacerdote y cinco nuevos diáconos

Con una gran concurrencia Monseñor Alfredo Zecca ordenó sacerdote al diácono Diego Pereira, y en la misma celebración eucarística, conferirió el orden del diaconado a los seminaristas Gustavo Adrián Galarza, Matías Nicolás Pérez Cáceres, Nelson Ezequiel González, Eduardo Roque López y Pío Ramón Pérez.

En una Iglesia Catedral colmada, monseñor Zecca instó a los nuevos diáconos y sacerdote a «ser sinceros y coherentes con el mensaje de Cristo, predicar el Evangelio entero y no a medias, se debe predicar La verdad.

Hay que transmitir el mensaje, el mismo de Cristo, aunque duela o no nos guste». Recalcó ademas que «nunca se callen la verdad», hoy en día cualquier mentira es la verdad. Insistió en que nunca callen la verdad y no perder la dimensión de la Verdad del Evangelio . Vivir la tradición del evangelio en sintonía con toda la Iglesia. Monseñor Zecca tambien los animó a buscar y acoger a todos.

Recordamos que el nuevo sacerdote Diego Pereira, cuya parroquia de origen es El Salvador, ejercerá
su ministerio diaconal en la parroquia San Isidro Labrador de Lules.

Y los diáconos Galarza, de 27 años,oriundo de la parroquia San Francisco Solano (Banda del Río Salí).
Egresado del Instituto Conciliar San José Seminario Menor, ejercerá su ministerio diaconal en la cuasi parroquia San Cayetano.

Pérez Cáceres, de 26 años, es oriundo de la parroquia Espíritu Santo (Barrio Padilla). Egresado del Instituto Manuel Estrada, ejercerá su ministerio diaconal en la parroquia Inmaculada Concepción (Barrio San Cayetano).

González, de 26 años, es oriundo de la parroquia San Francisco Solano (Banda del Río Salí). Egresado del Instituto Conciliar San José Seminario Menor. Ejercerá su ministerio diaconal en la parroquia San José.

López es oriundo de la parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Ejercerá su ministerio diaconal en la parroquia El Salvador, y Pérez es oriundo de la parroquia San José Obrero.

¡FELICITACIONES  LOS NUEVOS PASTORES DE LA ARQUIDIÓCESIS TUCUMANA!

 


Fuente: www.arzobispadotucuman.org.ar

¡VIVAMOS INTENSAMENTE LA VIDA QUE SE NOS REGALA…!

Saludo de Buenos Días del Rector Mayor n.º 856

Buen día mis amigos y amigas. Les estoy saludando desde Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, a una hora de emprender el viaje de regreso a Madrid-Roma, después de estas intensas semanas muy llenas de vida, de encuentros, de rostros, de palabras de mutuo ánimo…

Y antes de ausentarme por otras muchas horas a causa del viaje quería dejarles a ustedes, mis amigos y amigas que se asoman a este nuestro ESPACIO COMÚN una reflexión sencilla a partir de esta frase de la foto imagen de hoy, que dice así:

“Pasamos mucho tiempo ganándonos la vida,
pero poco tiempo VIVIÉNDOLA”.

Y como se pueden imaginar, no tengo nada que decir acerca de nuestro trabajo, nuestra dedicación, las responsabilidades de cada uno. No se pone en cuestión nada de esto, pero sí LA ARMONÍA CON LA QUE VIVIMOS, EN NUESTROS TIEMPOS Y OPCIONES.

Y en esto me sumo a esa afirmación de que corremos el peligro de vivir SIN VIVIR, es decir podemos hacer tantas cosas, gestionar tantas otras, empeñarnos en otras muchas, pero VIVIR, lo que se dice VIVIR, es distinto.
No olvidemos que VIVIR es sentirse vivo, es sentirse bien, aún en el cansancio y la fatiga. Vivir es valorar a quienes tienes en la vida, es desear tener momentos bellos y lindos con las personas que Amas. Vivir es gozar de los encuentros fortuitos que la vida y el Buen Dios te regala (y les puedo asegurar que en mi caso es una catarata diaria de estas sorpresas); vivir es llegar al final del día quizá agotado por el cansancio, pero con el corazón lleno, aunque sea de cosas cotidianas pero llenas de sentimiento y sentido. Esto y mucho más, me parece que se podría decir que es vivir.

Les dejo. Celebro ahora la Eucaristía y les llevo conmigo ante el Señor.
Bendiciones.
Con afecto.
Ángel. R.M.

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¿Cómo andamos de Fuerzas?

Saludo de Buenos Días n.º 851

¿CÓMO ANDAMOS DE FUERZAS…?

Buenos días mis amigos y amigas. Les estoy saludando desde Cochabamba, adonde hemos llegado hace unas pocas horas.
Como tantas veces, la llegada al aeropuerto fue una fiesta de jóvenes y de familia salesiana. Siempre es una gran alegría. SE LO QUIERO AGRADECER DE TODO CORAZÓN A TODOS ESTOS JÓVENES TAN LLENOS DE VIDA Y DE ALEGRÍA.

Al mism tiempo, y quizá influenciado por este contexto hermoso que estoy viviendo, he querido ofrecerles hoy esta pregunta: ¿Cómo andan de fuerzas…?

La foto imagen que encontré dice así… (díganme qué les parece):

“La gente positiva es la que
SE CAE,
SE LEVANTA,
SE SACUDE,
SE CURA LOS RASPONES,
LE SONRÍE A LA VIDA
Y LE DICE:
“AHÍ VOY DE NUEVO”

Podrán decirme que no siempre es fácil. Lo comprendo y lo acepto.
Pero es muy cierto que otra actitud diferente no nos ayuda y no hace más fácil la vida ¿Por qué entonces no resistirnos a ser derrumbados por lo que nos pesa…?

Todos necesitamos estar rodeados de gente positiva como las que reflejamos en este escrito.
Es más, todos podemos ir haciendo camino en este sentido. Seguro que lo vamos haciendo. No lo dudo.
Mucho ánimo y sigamos verificando si esta manera de mirar, contemplar y pensar la vida, nuestra vida, no nos hace más felices. RESISTAMOS. NO NOS DERRUMBEMOS. MERECERÁ LA PENA.

Bendiciones. Con afecto.

Ángel. R.M.

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Mas de 40.000 tucumanos honraron a María, y dijeron SI a la vida

Miles de tucumanos se dieron cita para conmerorar el Día del Niño por Nacer, acompañados por nuestra Madre de la Merced, a quien renovaron su Amor y Fidelidad. La inclemencia del tiempo no fue obstáculo para orar entorno al altar y defender el SI a la Vida desde la concepción.
La homilía de Monseñor Zecca, que no pudo ser leida por la copiosa lluvia, la compartimos a continuacion; «defender la vida del niño por nacer, la virginidad de María» fueron los puntos centrales; exhortando a los tucumanos sean católicos o no «a respetar la vida, derecho innegociable».

Anunciación del Señor
Día del Niño por nacer

“El Señor al entrar en el mundo dijo: ‘Aquí estoy, para hacer, Dios, tu voluntad”. Estas palabras de la antífona de entrada de esta Misa de la Anunciación del Señor, tomadas de la Carta a los Hebreos, más precisamente del pasaje que es proclamado como segunda lectura, nos introducen en el núcleo del misterio que hoy celebramos: la encarnación del Hijo de Dios en el seno inmaculado de la siempre Virgen María mira, en efecto, a la redención que consuma, en la Pascua, el designio salvífico concebido por Dios desde toda la eternidad. “Encarnación redentora”. Esa es la fórmula que San Juan Pablo II utiliza en su Encíclica Redemptor Hominis.

“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” reza la antífona del Aleluya que precede a la proclamación del Evangelio, al tiempo que la antífona de comunión nos trae nuevamente a la memoria el texto del Profeta Isaías proclamado como primera lectura: “Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel”.

En la magnífica sencillez de estas antífonas la Iglesia expresa su fe. La misma que profesó desde los inicios cuando, en el Concilio reunido en Éfeso, en el año 431, proclamó “que María llegó a ser con toda verdad Madre de Dios –Theotokos– mediante la concepción humana del Hijo de Dios en su seno” (CEC n. 466). El anuncio contenido en el claroscuro de la profecía de Isaías (cf. Is 7,14) se hace verdad en lo afirmado en el Evangelio de Juan “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14) y, finalmente, plenifica su contenido salvífico en la afirmación de la Carta a los Hebreos (cf. 10,5-7) que hace referencia a la libre entrega sacrificial de Jesús. Una expresión sintética del sentido salvífico de la encarnación la encontramos en el Credo Niceno-Constantinopolitano cuando confesamos: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre” (CEC 456). El Catecismo de la Iglesia Católica, citando a San Ignacio de Antioquía, da ya testimonio de este vínculo: “El príncipe de este mundo ignoró la virginidad de María y su parto, así como la muerte del Señor: tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios” (CEC 498).

En este silencio queremos detenernos para reflexionar este magnífico pasaje del Evangelio de San Lucas que acabamos de proclamar. María, desposada con José, recibe la visita del Ángel Gabriel que, al saludarla, la proclama “llena de gracia”. Ella queda desconcertada ante el saludo. Un saludo que hace referencia a la predestinación de María a quien Dios, desde toda la eternidad, había elegido para ser madre de su Hijo y, en orden a este Hijo, la había preservado, ya desde su concepción, del pecado original. Por ello la confesamos Inmaculada y también la confesamos, apoyados en la Revelación divina y en la perenne Tradición de la Iglesia “siempre Virgen”. Virgen antes, durante y después del parto.

Ante el desconcierto, ciertamente entendible de nuestra Madre del cielo, el Ángel le dice “No temas, María, porque Dios te ha favorecido –y le anuncia– Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo”.

María, ciertamente, no atina a comprender del todo semejante anuncio. Pero responde con fe, con la apertura total del corazón a la voluntad de Dios: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”.

Detengámonos todavía en dos elementos fundamentales de este misterio. El primero es el de la encarnación del Señor. La Iglesia llama “Encarnación” al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo, por ella, nuestra salvación. A esta realidad aluden el pasaje ya citado de la Carta a los Hebreos y el hermoso himno de la Carta a los Filipenses cuando dice que Cristo se hizo semejante a los hombres, tomando la condición de siervo y humillándose hasta la cruz (cf. Flp 2,5-8). El misterio de la Encarnación es central en nuestra fe cristiana al punto que es, según el Catecismo de la Iglesia, “el signo distintivo [de la misma]. Es la alegre convicción de la Iglesia desde sus comienzos cuando canta “el gran misterio de la piedad”: “Él ha sido manifestado en la carne” (1 Tim 3,16) (CEC 463).

El segundo es la maternidad de María Virgen. ¿Por qué misteriosa razón quiso Dios que su Hijo naciera de una virgen? La virginidad de María manifiesta la iniciativa absoluta de Dios en la Encarnación. Jesús no tiene como padre más que a Dios (cf. Lc 2,48-49). Fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María porque él es el Nuevo Adán (cf. 1 Co 15,45) que inaugura la nueva creación. Más aún, el nuevo nacimiento de los hijos de adopción en el Espíritu Santo por la fe. En este misterio se inaugura un nuevo orden de cosas: el que era invisible por naturaleza se hace visible en la nuestra. El mismo que es Dios verdadero es también hombre verdadero y en él, con toda verdad, se unen la pequeñez del hombre y la grandeza de Dios.

Queridos hermanos, no quiero extenderme más en la reflexión sobre este insondable misterio de la encarnación que celebramos con toda la Iglesia en este día con la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Pero sí, sacar algunas conclusiones que hacen al respeto por la vida de todo hombre desde el mismo momento de su concepción. Una verdad afirmada no sólo por la fe, sino corroborada por la ciencia biológica.

La Revelación divina confirma que “El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre” (GS 22) lo que pone de manifiesto el valor incomparable de cada persona humana. Tanto la fe cristiana como el derecho natural, susceptible de ser descubierto y reconocido por todo hombre que se abra honestamente con su razón a la verdad nos señalan el valor y el derecho a la vida como el primero de los derechos humanos. No puede dejar de llamar la atención y ser calificado como un signo de profundo deterioro social el hecho de que, después de descubrir afortunadamente la idea de los “derechos humanos” como derechos inherentes a cada persona y previos a toda Constitución y legislación de los Estados, se incurra hoy en una sorprendente contradicción: en el momento en que se afirma solemnemente el valor de la vida, “el derecho mismo a la vida queda prácticamente negado y conculcado, en particular en los momentos más emblemáticos de la existencia como son el nacimiento y la muerte” (EV 18).
Al culminar esta procesión que ha querido ser un canto a la vida quiero invitar a todos, en primer lugar a los creyentes, pero también a los miembros de otras confesiones religiosas y a los ciudadanos, a defender este derecho a la vida descubriendo que cuando este valor sagrado de la vida humana, desde su inicio hasta su término, no es respetado como bien primario e innegociable resulta imposible la convivencia humana y la misma comunidad política. Hemos caminado junto a María, nuestra Madre. Pidámosle a ella que nos ayude a comprender que el aborto será siempre un crimen abominable. No hay causa alguna que lo justifique. Que ella nos enseñe a respetarnos mutuamente para construir juntos una sociedad que, por la vinculación de sus miembros y el respeto por sus legítimas diversidades, se consolide en una amistad social que garantice la paz fundada en la justicia.
Queremos pedirle a la Virgen que bendiga a nuestras familias y a nuestro pueblo. Y renovar nuestro pacto de fidelidad a ella consagrándonos nuevamente a su maternal protección, que nos da la seguridad de un refugio para nuestras penas y de un corazón abierto para compartir nuestras alegrías.
La burda y sacrílega representación de la Virgen abortando en las mismas puertas de la Catedral por parte de un pequeño grupo que, ciertamente, no representaba a la mayoría que marchaba por la afirmación de derechos y valores sin duda legítimos ha sido una gravísima ofensa a la Virgen Santísima, en primer lugar, pero también a la fe, a la Iglesia y al mismo pueblo tucumano que reconoce mayoritariamente en María a su madre. De este hecho deben hacerse responsables quienes lo promovieron. Los fieles cristianos tenemos todo el derecho de exigir una reparación. Pero esta legítima exigencia no debe ser un sentimiento de rencor o violencia, sino, por el contrario, la expresión de un amor que no discrimina a nadie sino que se abre generosamente a todos.

+Alfredo Horacio Zecca
Arzobispo de Tucumán

San Miguel de Tucumán, 25 de marzo de 2017

Fuente: www.arzobispadotucuman.org.ar

El lunes comienza el Espacio Extracurricular

El lunes 27 de marzo después del mediodía arrancan los Talleres recreativos del Colegio Salesiano General Belgrano.

Con deporte, animación y apoyo escolar el Colegio apuesta por un nuevo espacio extracurricular. Como Don Bosco con sus muchachos, el juego, el estudio, el canto y la oración presentes en la siestas belgranianas.

Los niños del primer ciclo del nivel primario (1ero, 2do y 3er grado) asistirán desde las 12 hasta las 16 horas. Y los alumnos del segundo ciclo (4to, 5to y 6to grado) lo harán de 12.40 a 16.40 horas.

La oferta Extracurricular cuenta con:
-Apoyo Escolar
-Ajedrez
-Tenis de Mesa
-Basquetbol
-Teatro
-Gimnasia Deportiva
-Guitarra
-Oratorio Salesiano

 

“En el día del niño por nacer caminamos con María Virgen custodia de la Vida y la Familia”

Invitación de Alfredo Horacio Zecca, por la Gracia de Dios y de la Sede Apostólica, Arzobispo Metropolitano de Tucumán

El próximo 25 de marzo celebraremos la Solemnidad de la Anunciación del Señor y, en consonancia con ella, la Jornada del niño por nacer, de larga tradición en Tucumán en torno a la cual –uniéndose a la Iglesia– numerosas instituciones organizan habitualmente jornadas de exposición, reflexión y debate sobre la vida humana y su valor inalienable.

Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, con la luz de su razón – y no sin el influjo de la gracia – puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (cf. Rom 2,14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término y, a partir de este descubrimiento, afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. Precisamente en el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política (cf. S. Juan Pablo II Evangelium Vitae (1995), 2). No hay, en consecuencia, convivencia humana o comunidad política si se niega este valor primario que las fundamenta y sostiene continuamente.

La revelación divina que confirma que “El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre” (GS 22) señala también que, en este acontecimiento salvífico, se revela a la humanidad no sólo el amor infinito de Dios sino también el valor incomparable de cada persona humana (cf. EV ibid.).

En este año la celebración tiene lugar en el marco de un horizonte que presenta ante nuestros ojos el lamentable deterioro que sufre nuestra sociedad. La burda, insolente e irrespetuosa escenificación de la Santísima Virgen María abortando a su Hijo Jesús en las mismas puertas de la Iglesia Catedral ha significado un sacrilegio y una falta de respeto no sólo a la Iglesia sino – lo que es peor aún – a la fe del pueblo tucumano.

La defensa de los derechos de la mujer forma, sin lugar a dudas, parte del Evangelio de la Vida que está en el centro del mensaje de Jesús y que, acogido con amor cada día por la Iglesia, es anunciado con fidelidad como buena noticia a los hombres de todas las épocas y culturas (cf. EV 1). Ciertamente no hay nada que objetar sino, por el contrario, es indispensable promover la igualdad de derechos y la complementariedad mutua, entre el hombre y la mujer, expresada tanto en la revelación judeocristiana como en la ley natural. Pero la defensa de un valor tan importante no puede dar derecho a un pequeño grupo a pasar a la agresión a la fe religiosa de los cristianos que profesa la inmensa mayoría de nuestro pueblo.

En el plano cultural, social y político es cada vez más frecuente la interpretación de delitos como el aborto o la eutanasia como legítimas expresiones de la libertad individual, que deben reconocerse y ser protegidas como verdaderos y propios derechos (cf. EV 18). De este modo, después de descubrir afortunadamente la idea de los “derechos humanos” como derechos inherentes a cada persona y previos a toda Constitución y legislación de los Estados, se incurre hoy en una sorprendente contradicción: en el momento en que se afirma solemnemente el valor de la vida, “el derecho a la mismo a la vida queda prácticamente negado y conculcado, en particular en los momentos más emblemáticos de la existencia, como son el nacimiento y la muerte” (EV ibid).

La pregunta surge espontánea: ¿dónde están las raíces de una contradicción tan sorprendente?. No es el momento éste de una larga reflexión. Pero limitémonos a señalar un aspecto fundamental de la misma: se ha ido tergiversando e incluso deformando el concepto de subjetividad y también se exalta la libertad como algo perteneciente de modo absoluto al individuo que no lo dispone a la solidaridad, a la plena acogida y al servicio del otro. Pero hay algo todavía más grave: la pérdida del vínculo constitutivo [de la libertad] con la verdad. Queda con ello manifiesto que, con esta concepción de la libertad, la convivencia social se deteriora profundamente. Si la promoción del propio yo, de las propias ideas, se entienden en términos de autonomía absoluta, se llega inevitablemente a la negación del otro y, de este modo, la sociedad se convierte en un conjunto de individuos colocados unos junto a otros, pero sin vínculos recíprocos y la sociedad, la comunidad –como me escuchan recordar constantemente – reside, precisamente, en la relación, en el vínculo. En ese marco todo es pactable, todo negociable: incluso el primero de los derechos fundamentales, el dela vida (cf. EV 20).

Me he propuesto recordar, en esta invitación a la celebración de la Jornada del niño por nacer aspectos fundamentales de la sabia Encíclica sobre el valor de la vida de San Juan Pablo II que haríamos bien en releer y, mejor aún, en reflexionar, todos, pastores, fieles, políticos, ciudadanos. En una palabra, la entera sociedad tucumana que se precia de conservar los valores humanos y cristianos fundados en el Evangelio de Jesucristo.

Termino con una invitación a todos a manifestar, desagraviar y renovar nuestro pacto de fidelidad como pueblo tucumano con nuestra Madre la Virgen de la Merced. Madre – como lo indica su misma advocación – de misericordia y, repudiando toda manifestación de odio, discriminación o violencia contra quienes han cometido este sacrilegio – pedir a Dios que les abra la mente para que descubran el misterio del hombre que, tanto en la revelación como en la razón, es accesible a todos quienes se abren a la verdad.

Los invito a caminar junto a la Virgen como ella camina junto a nosotros a lo largo de toda nuestra vida. Para expresar que la reconocemos como nuestra madre y que como tal la queremos y para pedirle también que interceda ante Dios por nuestras familias y por nuestra Patria que están en momentos particularmente difíciles, que requieren de todos, apertura al diálogo y respeto por las creencias y pensamientos de los otros. A todos los espero y les propongo transformar nuestro legítimo dolor en una fiesta en honor de nuestra Madre del cielo que infunda en nuestros corazones una actitud misericordiosa y compasiva frente a quienes nos han ofendido. Que el legítimo pedido de respeto por la fe de los tucumanos sea expresión de un amor que no discrimina a nadie sino que se abre a todos.

A la espera del encuentro los bendigo paternalmente
+Alfredo Horacio Zecca
Arzobispo de Tucumán
15 de marzo de 2017

Ordenación Sacerdotal de Alejandro Jorrat

Alejandro Jorrat se Ordenó Sacerdote Salesiano el pasado sábado 18 de marzo a las 20 horas en el Templo Don Bosco.

“No te dejaré, nunca te abandonaré” (Heb 13,5) es la expresión que el tucumano, Alejandro ha elegido como lema para este tiempo, rogamos que pueda experimentar siempre el amor misericordioso y cercano de Dios en su vida, que pueda ser signo y portador de ese amor a los jóvenes, y que pueda vivir con alegría y fecundidad el ministerio sacerdotal”,fueron las palabras del P. Inspector.

La Eucaristía fue presidida por el Mons. Alfredo Horacio Zecca, arzobispo de Tucumán, por el P. Inspector Gabriel Romero y salesianos de la Inspectoría Norte. Alejandro estuvo acompañado de sus padres y hermanos, amigos y miembros de la comunidad salesiana.

Oraciones para el P. Alejandro Jorrat.